Lucio Ríos Quinteros, ingeniero de minas.Como mineros estamos muy orgullosos de nuestra industria minera, por la importancia y la contribución al desarrollo que realiza de manera descentralizada en las diferentes localidades y regiones del país; aun más en el contexto actual de pandemia para la reactivación de la economía y el relevante aporte sanitario a las poblaciones de jurisdicción minera.De manera permanente las empresas aplican estándares de responsabilidad social, desde sus políticas empresariales, considerando como uno de los objetivos estratégicos del negocio el desarrollo sostenible, hasta la creación de valor compartido con sus grupos de interés, cuidando y protegiendo el medio ambiente, dentro del marco de principios de ética y transparencia con una visión de sostenibilidad. Sin embargo, estos programas y sus impactos positivos son poco conocidos y apreciados por las localidades y el país en general, creándose percepciones negativas de la minería formal. Muy pocas compañías logran comunicar los impactos positivos de sus actividades en diferentes regiones. Mayormente informamos del impacto macroeconómico, del crecimiento, de los siguientes proyectos de inversión en cartera, las transferencias del canon minero y de los montos de inversión social, pero no de los impactos positivos y beneficios que realizamos en el ámbito local, regional y a nivel nacional; por el contrario, nos ven como “los ricos del barrio” y somos satanizados y solo se muestran los aspectos negativos y casi nada de los múltiples beneficios que genera la minería como motor de desarrollo.En minería es momento de hacer la diferencia de nuestro desempeño con la sociedad y el país, hacer una revisión de cómo hemos actuado y seguimos actuando con las poblaciones del entorno y la sociedad en general, para entender las razones de la percepción negativa que tiene la actividad minera. Para ello, es importante que los gremios e instituciones mineras y las mismas empresas formales hagamos de manera autocrítica un mea culpa y busquemos las verdaderas causas y no quedarnos solo en las quejas contra el Estado (sabemos que siempre es débil), la tramitología (donde si hay mucho que mejorar) y a otras organizaciones sociales (hay de los buenos y malos). Estamos y somos muy orgullosos de nuestra minería, pero gran parte de la sociedad y las comunidades nos perciben como arrogantes y eso es parte de lo que tenemos que revisar en nuestro desempeño; una cosa es ser orgullosos de nuestra minería y otra ser arrogantes.Requerimos revisar igualmente nuestra actitud y empatía con los grupos de interés y con toda la sociedad peruana, para ello, debemos preguntarnos ¿qué estamos dispuestos a hacer diferente para relanzarnos y ser una actividad apreciada y valorada por la sociedad?Nos falta posicionar la marca de la Minería en el país, debemos cambiar de paradigmas y maneras de pensar y actuar en función de cómo hacer una nueva minería, con una actitud de mejor involucramiento y relacionamiento con las poblaciones de las zonas mineras, generando confianza, credibilidad y aprecio a esta actividad.Para asegurar la sostenibilidad de la minería y de la sociedad, es muy importante empezar por casa, desde la organización interna, con un buen clima organizacional; crear y mantener una buena relación con los grupos de interés, construyendo confianza día a día; y fomentar capacidades de desarrollo en las comunidades, articulando la presencia activa del Estado y así puedan tener oportunidades de desarrollo sostenible más allá de la minería, con lo cual se podrá asegurar la sostenibilidad de la actividad minera a largo plazo.
Hacen llamado a redoblar esfuerzos para garantizar la seguridad y combatir la minería ilegalSeguir leyendo