La reciente realización de la Semana de la Ingeniería Metalúrgica, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de dotar de valor agregado a los minerales que producimos, mediante el uso de las más modernas tecnologías metalúrgicas conducentes a obtener metal refinado y la aplicación de procesos que impulsen la descarbonización.En ese sentido, si bien es conocido que el core de las empresas mineras que operan en el país, en su mayoría está vinculado a la producción de concentrados, en el marco de la transformación verde que atraviesa el mundo, sería oportuno que las autoridades de gobierno ofrezcan un mayor impulso para la implementación de refinerías con innovadores sistemas libres de contaminación y emisión de gases de efecto invernadero.En ese contexto, es plausible la propuesta presentada con el objetivo que después de 100 años de la producción de la primera barra de metal en el Complejo Metalúrgico de La Oroya, este pueda reflotarse, pero con tecnología completamente distinta y amigable con el medio ambiente.Sin duda, es fundamental analizar el proyecto en su real dimensión y apoyar la investigación que es desarrollada por profesionales peruanos de reconocida calidad y experiencia que buscan aportar para alcanzar un viejo anhelo de la industria sin afectar la actual producción y, por el contrario, ofreciendo alternativas para transitar a la descarbonización de la minería y el país, con lo que ello significa en múltiples beneficios. Los expertos han llegado a la conclusión que nuestra nación está en condiciones de lograr sus objetivos de reducción de emisiones al 2050, con grandes oportunidades para atraer más inversión, lo que repercute en la generación de empleos e ingresos para el fisco, con un estimado de entre los US$ 82 mil millones y los U$S 128 mil millones para los próximos 28 años. Es oportuno entonces que a la par con la mayor puesta en operación de unidades mineras productoras de los minerales críticos que requiere el mundo para el cambio energético, también pongamos atención a la producción limpia de metales con valor agregado en beneficio de la economía y el proceso de descarbozación del mundo. Debemos establecer claras y robustas sinergias entre el Estado, las empresas, la academia y los centros de investigación existentes, con el objetivo de trazar una ruta adecuada y en las mejores condiciones para que los minerales que producimos generen el mayor provecho para el desarrollo pleno de la economía y todos los que habitamos esta tierra.Venancio Astucuri, director