Reconocido por su especial dedicación y apego a las labores subterráneas, don Jesús Américo Ortiz Villayzán, fue un Minero Notable que cuando asumió cargos de alta dirección, con rectitud y sapiencia, supo enfrentar las dificultades del duro entorno del trabajo en las minas, en tiempos en que el país soportaba una aguda crisis económica y era golpeado por el terrorismo, con el objetivo de contar con una minería cada vez más competitiva.

Nacido el 28 de agosto de 1931, en Tarma en el departamento de Junín, fue hijo de don Juan Cancio Ortiz y de doña Virginia Villayzán. Sus estudios primarios los realizó en el Centro Educativo Ramón Castilla de su ciudad natal y culminó la secundaria como parte de la quinta promoción del Centro Educativo Militar Leoncio Prado.

“Desde el principio él decía que iba a estudiar ingeniería de minas, lo tenía muy claro, probablemente porque su padre como subprefecto de La Oroya conocía muy bien la importancia de la minería en el centro país, y le había inculcado que optara por esa profesión y, por afinidad a él, yo también me decidí por minas”, recuerda el Ing. Isaac Ríos Quinteros, quien compartió aulas con don Jesús en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).

En esa casa de estudios superiores, fue designado presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería de Minas en 1958, año en que se graduó en la Facultad de Ingeniería Geológica, Minera y Metalúrgica, como integrante de la promoción “Carlos Pareja Marmanillo”, junto a destacados profesionales como Aarón Morales Flores, Guillermo Orbezo Suárez, Germán Ruiz Huertas y Pedro Tumialán de la Cruz, entre otros.

Gracias a las gestiones realizadas ante empresas mineras, este grupo de estudiantes realizó su viaje de promoción a Europa, donde con la orientación del profesor George Petersen, visitaron unidades mineras y fábricas de Italia, Suiza, Alemania, Francia y España.

“Jesús no era muy amiguero, pero tampoco aburrido. Era serio, franco, sincero, bien ecuánime y, ante todo, un buen amigo”, rememora el ingeniero Ríos.

Precisamente, ambos realizaron en 1955 su primera práctica profesional en la mina polimetálica Paredones en Chilete (Cajamarca) de la Northern Peru Mining Corporation, en la que fueron ayudantes en las labores subterráneas y en el área de Topografía.

Posteriormente, se incorporó al área de Ingeniería de la Cerro de Pasco Mining Corporation, sin embargo, por su espíritu minero deseaba estar en producción.

“Me comentó que por esa razón quería renunciar a la empresa, sin embargo, le dije que en Morococha necesitaban más ingenieros como jefes de guardia, entonces se presentó y fue aceptado por el Capitán de Minas, Dick Macombe, y llegamos a trabajar en la misma sección por cerca de un año, donde reforzamos nuestra excelente amistad”, cuenta con emotivo orgullo el ingeniero Ríos.

Por otra parte, en 1962 don Jesús contrajo nupcias con doña Nora Gudelia Lara Ibarra, con quien tuvo cuatro hijos: Juan Carlos, Jesús Alberto, José Luis y Nora Patricia. En la Cerro de Pasco Mining Corporation conoció a don Miguel Carrizales Arbe, primer superintendente peruano de la mina Morococha de esa compañía, con quien decidió partir e incorporarse a Hierro-Acarí en Arequipa junto a José Costa y Peter Parker, entre otros destacados profesionales.