Por: Juan Ignacio Guzmán, CEO GEM Mining Consulting.La reciente declaración del presidente de la Cámara Minera de Chile, Manuel Viera, sobre la propuesta de crear una alianza minera chileno-peruana, abre un espacio para reflexionar sobre las posibilidades reales de cooperación entre los dos mayores productores de cobre del mundo. A nivel global, la competencia en la industria minera del cobre es intensa, y mientras otros países ganan terreno en inversión minera, la oportunidad de que Chile y Perú colaboren estratégicamente resulta razonable y alentadora. Existen múltiples áreas en las que ambos países podrían colaborar y fortalecer su rol en el mercado global. Uno de los principales puntos de sinergia es el fortalecimiento de la formación académica y la investigación científica. Con universidades y escuelas de minas bien posicionadas en ambos países, establecer un “hub” regional de investigación y desarrollo enfocado en el cobre y en técnicas de explotación y procesamiento, podría elevar el prestigio de Chile y Perú como centros de conocimiento en el sector. Esta colaboración mejoraría la eficiencia y sostenibilidad de las operaciones, beneficiando no solo a sus economías, sino también a la industria minera global.Otro aspecto fundamental es la cooperación en políticas públicas y normas que permitan a la región ser más competitiva frente a África, Asia y Australia, donde ahora está concentrada gran parte de la inversión minera mundial. La creación de políticas conjuntas orientadas a la atracción de inversión extranjera podría favorecer un entorno de desarrollo más estable y atractivo para el capital minero. Además, la creación de un hub de proveedores mineros que facilite la movilidad de productos y servicios entre ambos países podría posicionar a Chile y Perú como una alternativa sólida en la provisión de insumos para la industria.Sin embargo, no todas las áreas de negocio se prestan a la colaboración. La propuesta que han tenido algunos actores de crear un “cartel del cobre” entre Chile y Perú para controlar precios es una estrategia que, en cualquier contexto, sería insostenible. Ya en el pasado, ambos países intentaron algo similar con el cartel CIPEC en los años 60 y 70, junto a Zambia y Zaire, sin lograr influir en el precio global. Intentar repetir esta estrategia es contraproducente y puede desencadenar represalias comerciales. Además, en un mercado globalizado, la capacidad de los países competidores para incrementar la producción neutralizaría cualquier intento de control de precios.En vez de buscar un control del mercado, la mejor vía es la “coopetencia”, una combinación de cooperación y competencia. Esto implica colaborar en áreas estratégicas como la investigación y las políticas públicas, pero manteniendo la competencia en la producción y la eficiencia operativa. Así, Chile y Perú pueden enfocarse en innovar y mejorar sus procesos, produciendo de manera más económica y con menor impacto ambiental, lo cual refuerza su competitividad global.La colaboración sería entonces, un instrumento para optimizar la minería de ambos países en un entorno de respeto y competencia sana. Este enfoque podría consolidar a Chile y Perú como una fuerza conjunta en el mercado del cobre, sin dejar de lado la identidad y los objetivos de cada nación.