Por: Sara García, supervisora de Proyectos, Grupo Ingetrol.

Cerro de Pasco no es solo un hito geográfico, sino que alberga más de 500 años de historia minera en el Perú. Y justamente allí, en el depósito de relaves de Quiulacocha —uno de los más grandes del país, con cerca de 75 millones de toneladas almacenadas— asumimos un reto que exigió innovación, precisión y mucho más que solo máquinas: exigió convicción.

Tuve la oportunidad de dirigir este programa de perforación y estar en campo desde el primer metro perforado. Y puedo afirmar que pocas veces un terreno nos puso a prueba tanto como este. Nos enfrentamos a suelos hipersaturados con contenidos de humedad de hasta 99%, una matriz fina-limoarcillosa que presentaba comportamientos tixotrópicos: zonas donde el terreno perdía su consistencia estructural con mínimas perturbaciones, lo que ponía en riesgo tanto los equipos como la seguridad del personal.

En este contexto, era inviable operar con métodos tradicionales que requieren grandes plataformas o maquinaria pesada. Junto al equipo de Ingetrol desplegamos una solución de perforación en seco con equipos ultraligeros, como el SAT-140 y el Percutor Junior 36D, que pudimos trasladar manualmente en cuadrillas de menos de ocho personas, sin alterar el entorno ni generar huella ambiental adicional.

Uno de los factores decisivos fue el modelado predictivo del número de golpes por metro en cada pozo, dentro de una malla de 100x100 metros. Esta herramienta estadística, desarrollada junto al equipo técnico, nos permitió anticipar el comportamiento del terreno, ajustar los parámetros de perforación y optimizar tiempos de ejecución sin comprometer la recuperación de muestra.

Realizamos un análisis detallado de la velocidad de perforación por pozo, evaluando variables operativas clave como el tiempo de perforación, instalación de casing, maniobras de recuperación y velocidad promedio por metro perforado (m/h). Se perforaron 45 pozos con profundidades que oscilaron entre los 14 y 33 metros. En el fondo de las perforaciones se identificaron arcillas limosas de color naranja a marrón claro, material orgánico negro y gravas finas a medianas con formas subangulosas a subredondeadas, generalmente acompañadas de raíces. Esto indicaría un ambiente con condiciones anóxicas o hipóxicas.

El análisis del rendimiento de los pozos perforados evidencia una evolución clara en la eficiencia operativa. Iniciamos con velocidades moderadas propias de la fase de adaptación al terreno y al sistema de perforación. Con el paso de los días y la optimización de procedimientos, se logró un aumento sostenido en el ritmo de avance, alcanzando un desempeño ágil y consistente hacia el cierre de la campaña, donde se registraron los picos más altos de productividad.

A pesar de las condiciones desafiantes, logramos una recuperación del 100% de muestras de tamaño HQ (70 mm), sin uso de agua ni aditivos. Las muestras fueron contenidas en tubos de PVC rígido, selladas y trasladadas con protocolo de seguridad para garantizar su representatividad.

Los resultados metalúrgicos confirmaron que estábamos frente a un activo que zonas con hasta 5.5 oz/t AgEq, incluyendo 52 g/t de plata, 1.5% de zinc y 0.9% de plomo. Además, se evidenció un contenido aproximado de 50% de pirita, con un potencial significativo para reprocesamiento.

No era la primera vez que Ingetrol abordaba un reto de esta magnitud. En 2019, ya habíamos participado en la perforación de relaves de Volcán Compañía Minera en Carhuacayán, donde aplicamos estrategias similares en suelos con características complejas.

Esta experiencia en Quiulacocha no solo nos permitió demostrar la eficiencia técnica de la perforación ligera en relaves pasivos, sino que también nos reafirmó que la innovación no siempre es cuestión de grandes presupuestos, sino de conocimiento, estrategia y presencia en campo.

Como hidrogeóloga, y como profesional comprometida con una minería responsable y sostenible, me enorgullece haber liderado este trabajo. Hoy sabemos que es posible muestrear relaves con precisión, bajo costo y bajo impacto, abriendo así oportunidades reales para el reaprovechamiento económico y ambiental de cientos de depósitos similares en el Perú.