La reciente presentación en el último Jueves Minero respecto de la importancia del cobre en las economías de Perú y Chile, nos da pie a reflexionar sobre el potencial de la industria cuprífera en nuestro país que, desde hace cerca de una década, ha desplazado al oro como el principal commodity minero que tenemos.

Basta con mencionar que la minería generó en 2021 más del 60% de las divisas que ingresaron al país y, que de ese total, el cobre representa el 54.3%, es decir, es responsable de unos US$ 21,000 millones en exportaciones.

A ello se suma, una importante cartera de 21 proyectos que significan una inversión estimada en US$ 36,500 millones, que es el 68% del total del capital proyectado para futuras minas en el Perú y que tienen un potencial para incrementar la producción de cobre en tres millones de toneladas.

Entre estas iniciativas tenemos a Quellaveco, de próxima inauguración y que se constituye en la primera mina digital del continente, que en su construcción ha generado empleo para más de 12,500 moqueguanos, siendo el 70% mano de obra calificada, es decir, una gran oportunidad para el desarrollo de esa región y su gente.

Igualmente, están los proyectos El Galeno, La Granja, Michiquillay, Río Blanco y Cañariaco al norte del país; ampliación Toromocho, Ariana y Magistral en el centro, y Chalcobamba, Haquira, Pukaqaqa, Antilla, Los Calatos, Quechua, Cotabambas, Corocohuayco, Los Chancas, Tía María, Trapiche y Zafranal al sur, entre otros. 

Sin duda, tomando en cuenta que el cobre es un elemento fundamental en la transición que atraviesa el mundo hacia una economía verde, lo que significa que su demanda se incrementará en los próximos años, estamos ante oportunidad histórica que debemos empezar a aprovechar desde ahora.

Una muestra plausible del enorme potencial que tiene la actividad minera de impactar positivamente en las zonas donde opera, lo constituye Quellaveco como hemos señalado. Entonces, tenemos 20 oportunidades más en el norte, centro y sur del país, para generar desarrollo sostenible, solo con proyectos cupríferos.  

Las autoridades de gobierno en sus tres niveles deben tomar nota de ello y empezar a hacer realidad en el corto plazo esas iniciativas que no significan gasto alguno para el fisco, dado que tienen financiamiento privado y, por el contrario, generarán recursos vía el pago de impuestos y contribuciones y una dinámica económica a favor de la población.

La minería del cobre además es una apuesta de largo plazo, en la medida que la mayoría de minas producirán por décadas, con lo que con una adecuada planificación y gestión transparente y limpia de los recursos, se puede insertar en el círculo virtuoso del progreso a miles de peruanos, hoy postrados en la pobreza y con una vida de subsistencia.

Venancio Astucuri, director