El desarrollo tecnológico de la minería ha estado históricamente vinculado a crear equipos y procesos que le permitan optimizar sus operaciones y, en las últimas décadas, para mejorar el manejo ambiental de las mismas. Recientemente, la adopción tecnológica se ha incrementado y la COVID-19 ha acelerado aún más este proceso, particularmente en el tema de la digitalización. Los equipos autónomos elevan la eficiencia, reducen los riesgos de accidentes y permiten la reducción de costos. Si a ello sumamos la digitalización, que incrementa la capacidad en el manejo, análisis e integración de gran cantidad de datos, entonces optimizamos procesos y elevamos la productividad general de las operaciones.El uso de tecnología de punta que permita mayores volúmenes de producción ha sido una enorme ventaja. Australia ya tiene una mina de hierro totalmente autónoma y otros países mineros como Canadá y Chile ya están en camino. Y el Perú no se quedará atrás, Quellaveco ya está llegando con sus camiones mineros autónomos y el uso de energía 100% renovable que será posteriormente 100% energía verde.La digitalización dará un salto cualitativo de tal importancia que se ha tornado en una gran prioridad para las empresas mineras. La pandemia forzó el trabajo a distancia y aceleró inversiones adicionales en los procesos de digitalización, pero abrió también las puertas a nuevos conceptos de eficiencia en la organización del trabajo y reforzó la tendencia hacia el uso de procesos autónomos.Adicionalmente, el desarrollo tecnológico global está poniendo más presión en las empresas mineras para responder positiva y holísticamente a la creciente demanda de metales y, al mismo tiempo, a los requerimientos sociales, ambientales y políticos.Las energías renovables, la electromovilidad, la economía circular, la remediación sostenible, junto con la organización de clústeres y encadenamientos productivos, requieren el desarrollo de innovaciones conceptuales y tecnológicas en respuesta a las crecientes demandas sociales y territoriales, conduciendo, además, a la diversificación económica que amplía la base productiva y mejora los índices de desarrollo humano de la población. La innovación conceptual y el desarrollo tecnológico debe también llegar ahora sobre los gobiernos nacionales, regionales y locales para hacer un mejor uso de los fondos provistos por el canon y otras contribuciones mineras en la generación de desarrollo territorial sostenible y equitativo. Es urgente hacer una reforma profunda del Estado para reforzar las capacidades de los gobernantes, para que estos puedan impulsar planes de desarrollo integral, incluyendo servicios básicos de calidad en todo el territorio nacional. Esta será la única manera de recuperar la confianza de los peruanos y avanzar juntos hacia la construcción de un Perú mejor.
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