En días recientes el Ministerio de Energía y Minas presentó el anteproyecto de Ley de la Pequeña Minería y Minería Artesanal, para concluir con el proceso de formalización minera integral, que debe culminar este 31 de diciembre.

Sin duda será fundamental el proceso de difusión y recojo de sugerencias para alcanzar un ordenamiento que responda plenamente a la realidad de este complejo segmento de la actividad minera que, como sucede en otros países, si puede insertarse a la formalidad en beneficio del país y las miles de personas que tienen como sustento a la minería de pequeña escala.

La experiencia chilena, que implica un fuerte acompañamiento e incentivos claros para lograr que esta práctica se realice de manera sostenible y competitiva, es una buena base con el fin de adecuar a nuestra realidad un modelo exitoso que permita incorporar a la pequeña minería a la formalidad y erradicar eficientemente a las actividades ilegales tan nocivas para el Perú.

Consideramos que el acompañamiento técnico y la capacitación constante de los mineros a pequeña escala, que se han planteado en diferentes foros, es imprescindible con el fin que cuenten con las herramientas indispensables para realizar una labor con estándares ambientales y de seguridad que garanticen sus buenas prácticas.

Igualmente, como muestra la experiencia internacional, el otorgamiento de incentivos siempre logra mejores resultados que la represión, cuando se trata de actividades económicas de gran arraigo como la minería artesanal, en un país como el nuestro con amplios y variados recursos mineros. 

En ese contexto, la simplificación administrativa y la supervisión constante son clave para un acompañamiento del Estado que, así como debe brindar oportunidades, también debe ser enérgico con quienes, pese al apoyo, evaden o burlan las reglas establecidas.

El análisis y debate transparente de esta propuesta con la participación de todos los involucrados, es una gran oportunidad para establecer un régimen adecuado y sostenible en el tiempo, que posibilite no solo la formalización de los mineros a pequeña escala sino una clara identificación de aquellos que realizan prácticas alejadas de toda legalidad y utilizan la frágil institucionalidad para desarrollar sus actividades ilícitas.

La pequeña minería está presente en buena parte del territorio nacional y, por sus características, puede insertarse de manera formal en la cadena de valor minera como sucede en otros países. No perdamos la oportunidad de sentar bases sólidas para establecer un proceso robusto que sirva para resolver la problemática actual con visión de futuro.

El Director