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OROPIMENTE EN PANQUILMA

Por: Jorge Olivari Ortega, Membre du Club de Minéralogie de Montréal.

Panquilma es un interesante yacimiento arqueológico que está ubicado en la quebrada del mismo nombre, al lado izquierdo del río Lurín, en las proximidades del distrito de Cieneguilla, perteneciente a la provincia y departamento de Lima.

El 12 de noviembre de 1999, Panquilma fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, según la Resolución Directoral Nacional N° 729-INC. Patrimonio cultural es el legado de una importante sociedad, como Panquilma, y que aún se logra conservar, debiendo ser protegido para las actuales y futuras generaciones.  

La expresión panquilma es probable que derive de dos términos quechua: pampa, que equivale a superficie o área de terreno y killima o quillima, oscuro o negruzco, tal vez en referencia a las áreas quemadas observadas por los incas al llegar a este lugar.

Los arqueólogos que realizaron sus trabajos profesionales en Panquilma, manifiestan que esta sociedad habría florecido en la zona entre los siglos XIII al XVI d.C.; en los periodos históricos que se han denominado: Intermedio Tardío y Horizonte Tardío.

Con la finalidad de facilitar el estudio del pasado peruano pre-hispánico, antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI, los historiadores han decidido dividir este tiempo en diferentes periodos, cada uno de estos con características propias.

a. Periodo Lítico, el más antiguo, abarca desde la llegada de los primeros habitantes al territorio hace unos 20000 años a.C. hasta los inicios de la agricultura, 5000 años a.C.

b. Periodo Arcaico, de la anterior hasta casi los años 1500 a.C.; inicio de la civilización andina, donde los habitantes comienzan con la cerámica y con la ganadería.

c. Periodo Formativo u Horizonte Temprano, avance de la sociedad primitiva hacia la sociedad urbana civilizada, formación del Estado y de las clases sociales, las diversas actividades como la artesanía, la metalurgia y la construcción de templos, entre otras, en pleno desarrollo, alcanzaría hasta los años 500 a.C.

d. Periodo Intermedio Temprano o de Desarrollos Regionales, cada sociedad comienza a forjar o fomentar su propia identidad, abarcaría hasta casi los años 500 d.C.

e. Periodo Horizonte Medio, el Imperio Wari logra conquistar extensos territorios, donde ejerce una influencia socio-económica hasta los años más o menos 1000 d.C.

f. Periodo Intermedio Tardío llamado también de Estados Regionales, el Imperio Wari se derrumba y finaliza su dominio, diversas sociedades sometidas logran liberarse y adquieren sus propios atributos, surge Panquilma, abarca hasta los 1440 años d.C.

g. Periodo Horizonte Tardío o del Imperio de los Incas, que ejerce su influencia en todas las actividades socio-económicas en los territorios conquistados, Panquilma entre ellos, finaliza este periodo en el año1532 d.C. con la llegada de los españoles.

En arqueología se define horizonte, como una unidad temporal y espacial, que tiene como característica, uno o varios elementos culturales y peculiaridades homogéneas.

Es un indicador cronológico que se utiliza para el estudio de un periodo cultural –arte y artefactos comunes– difundidos en un área arqueológica.

(i) Horizonte Temprano, asociado a la iconografía Chavín y sus técnicas innovadoras; (ii) Horizonte Medio, relacionado a la elaboración metalúrgica del cobre y aleaciones con estaño o arsénico, asociada a Wari y (iii) Horizonte Tardío, ligado al Imperio Inca.

Panquilma está ubicado a unos 20 km. de distancia del importante centro ceremonial de Pachacámac, que debió influir en todas sus actividades socio-económicas; el culto al dios Pachacamac se expandió por toda la costa del actual Perú, peregrinos desde muy lejos visitarían el lugar, probablemente entre los años 1000 al 1450 d.C.

La sociedad surgida en el área de Panquilma desde el periodo Intermedio Tardío hasta el Horizonte Tardío, estuvo formado por tres sectores, que los arqueólogos han denominado: sector público sector doméstico y sector funerario.

En el sector público lograron construir tres pirámides con rampa –gran estructura que con frecuencia edifican con cuatro caras triangulares unidas en un vértice, con una rampa o plano inclinado para subir o bajar– que representaría un centro ceremonial.

En el sector doméstico se pueden distinguir restos de haberse construido unos quince complejos para utilizarlos como vivienda de familias numerosas.

Estos sectores están separados por contornos pétreos, así como por pasadizos cercados.

En el sector funerario edificaron sepulcros, con piedras planas instaladas en forma vertical que formaban un rectángulo, en el interior depositaban a los difuntos del lugar.

En el sitio arqueológico de Panquilma se encontró pequeñas porciones de mineral oropimente, el análisis químico reportó que contenían entre 76% y 78% de arsénico.

El oropimente es un trisulfuro de arsénico –As2S3– con casi 60% de arsénico y 40% de azufre en su composición. Posee una dureza de 1.5 a 2 en la escala de Mohs y un peso específico de 3.4 a 3.5 g/cm³; es químicamente cercano al rejalgar.

El color de este mineral es amarillo prominente o vivo, amarillo limón, amarillo oro, amarillo anaranjado, a veces amarillo marrón; se diferencia del rojo amarillo del rejalgar, un sulfuro de arsénico de fórmula química As4S4.  

Una exposición prolongada del rejalgar a la luz natural, a la cual es sensible, logra descomponerlo, reduciéndolo a polvos amarillos de oropimente.

No obstante que el oropimente es más consistente que el rejalgar, es más propenso a desintegrarse en un medio claro y ventilado, es un mineral fotosensible.

Habitualmente es formado por la alteración del rejalgar, así como por otros minerales de arsénico, que con frecuencia están acompañándolo en los filones hidrotermales de baja temperatura, como también en zonas volcánicas. En este medio ambiente se encuentra el azufre, que posee un color muy similar al del oropimente.

Se diferencia del azufre –S– por su clivaje o escisión, que es una propiedad de los minerales de dividirse o separarse a lo largo de planos definidos. El oropimente posee un clivaje perfecto y además hojas con caras estriadas parcialmente flexibles.

Con frecuencia un mineral es identificado por su aspecto exterior, generalmente por su color, su brillo y la transparencia que son los atributos ópticos más indudables, pero existen otros como la raya, que es la huella que deja un mineral al ser frotado en una losa de porcelana. El oropimente tiene el mismo color que el de su raya.

Es un mineral transparente a translúcido, con un brillo graso o resinoso sobre las superficies recientes, puede ser perlado sobre las caras del clivaje. Es séctil, propiedad que le permite ser seccionado o cortado y también es flexible.

Este trisulfuro de arsénico se sublima o volatiza –paso directo del estado sólido al estado gaseoso–, después de ser calentado desprende vapores de anhídrido arsenioso con un fuerte olor a ajo, que es típico de un mineral rico en arsénico.

Es pleocroico, absorbe en forma diferente los rayos luminosos que los impresionan y presenta diferentes coloraciones, según la dirección de estos. También es birrefringente, que le permite dividir en dos los rayos luminosos que les penetra.

El sistema cristalino –organización de los cristales de un determinado mineral sobre la base de sus características de simetría– del oropimente es monoclínico, donde la malla básica es un prisma inclinado con base de rombo.

Este mineral cristaliza en pequeños prismas cortos, que son difíciles de observar y en masas granulosas o también foleadas; sus cristales son poco comunes.

El oropimente es muy peligroso, es dañino para la salud y produce intoxicación, cuyos síntomas son: nauseas, diarrea, dolores de cabeza y musculares, finalmente la muerte.

En forma polvorienta ensucia las manos con un olor a azufre, intenso y persistente.

Algunas sociedades pre-hispánicas utilizaron al oropimente para fabricar pigmentos o colorante amarillo y también, para obtener arsénico para las aleaciones con el cobre.

El cobre arsenical es una aleación de cobre con arsénico. La presencia de este último es menor, aportando al cobre mayor dureza y eleva la temperatura de recristalización.

El hallazgo de porciones de oropimente en Panquilma, tal vez utilizado como materia prima para obtener el color amarillo y utilizarlo en sus decoraciones y en los murales o en la aleación con el cobre, pertenecería al periodo del dominio inca en la zona.

Al llegar los incas al valle de Lurín, estiman los historiadores, habría estado dividido en dos sectores: Hanan Ichma, parte alta del valle, con sede principal en Pachacamac, y Hurin Ichma, parte baja del valle, con sede principal en Huaycán de Cieneguilla. En ese contexto, consideran que Panquilma habría estado situado en el límite de estos dos sectores.

Ichma o Ychma, que sería el nombre original de la divinidad existente en el oráculo de Pachacamac, fue un señorío asentado en los valles del Rímac y de Lurín, donde se encontraba Panquilma, con gran importancia después del ocaso del Imperio Wari.

«…Pachacamac, guaca prencipal de los indios de la dicha provincia de Ychmay, la más principal que ovo en este reino...». (Cristóbal de Albornoz, pág. 191).

El vocablo ichma es equivalente a llimpi, que fue aplicado al azogue, nombre antiguo del mercurio, así como a su color bermellón o rojo anaranjado, el cual era utilizado como elemento de maquillaje en sus ceremonias mágico-religiosas.

Las pirámides con rampa fueron las construcciones representativas de los ichmas, las cuales estarían vinculadas a una familia de la clase gobernante. El modelo típico, con algunas diferencias, comprendía atrio, plaza y rampa, el atrio enlazado con la rampa.

El representante de cada clase gobernante tendría el control absoluto de las tierras de cultivo con sus respectivos sistemas de irrigación, recibiendo gran parte de la cosecha de quienes las cultivaban y realizaban la recolección del producto.

La extensión de las tierras de cultivo estaba condicionada a lo que se podía regar. Casi siempre se debió obtener excedentes agrícolas, por la gran productividad de estos terrenos. El máximo señor dirigía los trabajos de la población.

Este señor sería el encargado de organizar las festividades y las diversas ceremonias, donde recibiría los correspondientes tributos. En estos actos, que se realizarían en las cercanías de las pirámides, este señor se instalaría en la parte superior del monumento desde donde ejercía su gran poder frente a los demás habitantes súbditos del lugar.

Una peculiaridad arquitectónica utilizada en las paredes de estas pirámides son las decoraciones en bajo relieve, una especie de franja alargada y estrecha.

Es probable que existieran competencia entre las clase sociales, los adornos de estos, elaborados por los orfebres, debieron tener un rol muy importante en esta sociedad. Los orfebres habrían tenido el privilegio de habitar en las cercanías de las pirámides.

Antes de la llegada de los incas, los orfebres de Panquilma utilizaron arsénico, cobre, oro y plata en las piezas que elaboraban, según los análisis químicos efectuados en estas por los arqueólogos que las encontraron en el lugar.

Se analizaron un total de nueve piezas de cobre, una de cobre-plata, una de cobre-arsénico, una de cobre-estaño, tres de plata-cobre y una de oro-plata-cobre. Estas piezas consistieron en: pinzas (5), placas (5), varillas (3), colgante (1), aguja (1) y espiral (1). También estiman que estos objetos de metal, habrían sido elaborados en otro lugar.

El arribo de los incas al valle de Lurín debió provocar cambios socio-económicos en todos los señoríos existentes en el lugar. Estiman que la clase dirigente de Panquilma destruyó, incendió y abandonó sus centros administrativos, es probable que fuera al negarse o no querer integrarse al nuevo reordenamiento que imponían los incas.

Otros consideran que la clase dirigente de Panquilma se incorporó sin inconvenientes a la política de los incas, es probable que esto ocurriera en las cercanías del 1470 d.C.

La presencia definitiva de los incas en Panquilma no significó grandes cambios en la tecnología que venían empleando los orfebres en sus trabajos, utilizan la técnica de la cera perdida y proseguían elaborando alfileres, cucharas, cuchillos y pinzas.

Estos objetos eran fabricados para la clase dominante, eran símbolos de su autoridad. Los alfileres o tupus, para sujetar los mantos; las cucharas para la obtención de la cal en polvo de unos recipientes, que la mezclaban con la coca; los cuchillos o tumis los llevaban como cetro o colgados de los cinturones o collares, y las pinzas para depilar.

La clase dominante de Panquilma debió perder ciertos privilegios con la presencia imperial inca en el territorio. Sobre ellos nuevas autoridades provenientes del Cusco, debieron reestructurar todas las organizaciones socio-económicas existentes.

Los orfebres continuaron con la elaboración de objetos de metal. En Panquilma, los arqueólogos lograron encontrar algunos de la época inca entre ellas: pinzas (4), placas (10), varillas (6), colgantes (8), agujas (2), lentejuela (1) y espiral (1).

Emplearon cobre, cobre-plata, cobre-arsénico, cobre-estaño, plata-cobre y oro-plata-cobre. La lentejuela era una lámina machacada que luego fue recortada, con unos 15 milímetros de diámetro, que serían cosidas a las prendas de vestir, el análisis químico indicó que tenía 58.9% de oro, 32.3% de plata y 3% de cobre.

La pinza de cobre también analizada indicó 95% de cobre y 2.2% de arsénico.

Existe la posibilidad que estos objetos podrían haber sido traídos a Panquilma, así como las pequeñas porciones de oropimente, materia prima para obtener arsénico.

El oropimente se encuentra en los filones de origen hidrotermal de baja temperatura, en masas granulosas o foliadas, así como en los alrededores de las fuentes calientes. Está asociado a la estibina, calcita, baritina, yeso, especialmente al rejalgar.  

La denominación oropimente proviene del latín auri pigmetun, equivalente a pintura de oro, en alusión al color amarillo, otros consideraban que podía contener oro. No se tiene información sobre su nombre en quechua, así como su lugar de procedencia.

Bibliografía

Albornoz, Cristóbal de. 1989. «Instrucción para descibrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y haziendas». Historia 16. Madrid-España.

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