Durante su participación en el Jueves Minero del 2 de febrero, el presidente de Gerens Escuela de Posgrado, Armando Gallegos sostuvo que el tema de desarrollo territorial es una gran oportunidad para el país, pero es un círculo virtuoso que está trabado. En ese sentido, afirmó “que si bien la minería está funcionando de manera adecuada, no ha logrado el nexo con el desarrollo territorial. No hemos logrado establecer un círculo virtuoso”, remarcó.Ante ello, propuso abordar este objetivo al menos desde tres frentes: primero que cada territorio cuente con una visión y hoja de ruta; segundo, que el Estado implemente un paquete potente de políticas públicas y, tercero, que la empresa tenga un nuevo paradigma de acción, lo cual algunas compañías mineras ya están adoptando.Respecto al primer punto, explicó que cada territorio debe definir espacios de diálogo, una visión de desarrollo y entendimiento común del problema, los que deben ordenarse en una Hoja de ruta con temas claves, con métricas para evaluar el avance y considerar también el impacto de la minería en la economía local, las condiciones de partida como población, institucionalidad y capital social y a los “habilitadores”.Como segundo aspecto, mencionó a las políticas públicas, sobre las cuales refirió que existe una insuficiente atención a lo territorial, hay una débil presencia de ello en el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM), fragmentada articulación vertical y horizontal, y un enfoque mayormente a nivel nacional, que causa muchas disconformidades.“Al enfocarnos en la dimensión nacional perdemos la visión territorial. El tema macrominero funciona bastante bien, maravilloso, pero cuando vamos al territorio no. Y esto es la causa raíz de muchos conflictos”, detalló.Sobre el tercer punto, indicó que el nuevo paradigma de acción de la empresa privada en el territorio incluye aspectos a tratar como: el compromiso de las compañías para mejorar la calidad de vida de las personas; otro es la racionalidad económica, ya que conviene invertir en desarrollo territorial como una forma eficaz de prevenir riesgos; también se trabaja intensamente en crear valor compartido, donde los habilitadores son el apoyo ideal, para finalmente lograr el desarrollo sostenible.